El ser humano se ha
caracterizado siempre por creerse el amo y señor del mundo. Algunos llevan esto
al extremo guiados por su fe, creencias y convicciones de como debería ser el
mundo, aunque esto les cueste la vida.
La madrugada
del pasado domingo la vida de muchos dio un giro inesperado cuando un hombre de
tan solo 29 años de edad identificado como Omar Mateen, en un acto de odio y desprecio arremetió contra un
grupo de jóvenes que se divertían en el bar gay pulse, en la Florida, tomando la vida de 49 personas y dejando +más de 53 heridos de los cuales
12 aun luchan por sobrevivir.
Este tipo de eventos
debe ponernos a pensar que tan bajo hemos caído como sociedad, no importa
si eran homosexuales, lo que importa es que eran humanos, hijos, hermanos,
tíos, amigos y novios.
Cuando las personas
vivan su vida sin pretender que los demás
vivan bajo sus normas y acepten a los demás sin importar la raza, color de
piel, religión, orientación sexual y no violen las leyes del mundo seremos
mejores personas.
Hemos perdido el
sentido de la compasión, empatía, respeto y el amor hacia los demás. Nadie merece sufrir, la violencia y la indiferencia hacia nuestros
semejantes jamás será algo justificable.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo... Mateo 22 37-39
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