Que
difícil se nos hace a los seres humanos admitir que nos equivocamos, pedir
disculpas y perdón, en una sociedad
donde impera el egoísmo, la superficialidad y el ego, muchas veces
actuamos de una manera sin pensar en lo que los demás podrían llegar a sentir.
A
la hora de hablar sobre esas fallas ya sea con nuestra pareja, familiares o amigos señalamos los defectos de la otra
persona, buscamos en nuestro cerebro cosas del pasado que hizo mal, esto es solo un pretexto para no admitir que
nuestra actitud no es la mejor, el ego nos ciega, nos volvemos unos egocéntricos
que solo pensamos en nosotros y en nadie más.
Que
difícil se nos hace decir “Lo siento, me equivoque, perdón”, pronunciar estas palabras cuando el orgullo manda es casi imposible, porque nos gusta siempre
tener la razón aunque cueste perder a las personas que queremos, reconocer
nuestros errores habla de nuestra madurez, es liberador.
Pero
más importante que admitir que nos equivocamos es reconocerlo, superarlo.
¿Y
tú cuántas personas estas dispuesto/a perder por no admitir que te equivocaste?
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