En el gran Santo Domingo,
el número de personas víctimas de la delincuencia sigue en crecimiento. Y fue
en el pasado mes de junio cuando se vio en mayor evidencia el azote al que son
sometidos los pobladores de esta bella ciudad. Los robos, atracos y secuestros
están a la orden del día, ante la una sociedad que mira con pesar y frustración como
se va perdiendo la seguridad ciudadana.
Como si se tratase de una
película, los delincuentes optan por diversos y creativos métodos para realizar
sus fechorías, incluso provocando daños a vehículos y a punta de pistola
despojan a los peatones y conductores de sus pertenencias. La presencia policial
es baja, lo que abre las puertas a esos engendros del
mal, que dañan a este pueblo, sin tener consideración del valor de la vida
humana.
La delincuencia no solo
acapara el distrito, también las provincias. En Villa Olímpica, Santiago,
varios jóvenes fueron muertos a tiros por delincuentes para despojarlos de sus
celulares y es así como nos damos cuenta de la realidad que vive nuestra
nación.
Y me pregunto… Quien podrá
defendernos? Acaso dejaremos que nuestra hermosa isla, abarrotada de
malhechores, que harán de nuestra vida un infierno? O haremos que el país de las
maravilla vuelva a sus raíces erradicando esta ola de violencia y delincuencia?
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